El Paciente

-Si seguimos con esta postura no vamos a avanzar, Ludueña.
-Es que… Doctor, usted no entiende…
-Lo que no entiendo, Ludueña, si me disculpa, es por qué me sigue ocultando cosas después de nueve sesiones. Así yo no puedo ayudarlo, me explico?
Ludueña se tensó en el sillón. El profesional tenía un punto en su aseveración.
Miró al techo cotejando el asunto unos segundos y vió que ya no podía seguir esquivando el bulto. Con el pulgar y el índice de una mano se presionó el puente de la nariz, cerrando los ojos.
-Está bien, doctor, le voy a contar, pero mantenga una mente abierta, por favor.
El Dr. Echesortu se reclinó en su asiento entrelazando las manos y las piernas.
-Lo escucho, Ludueña.
-Vea, aunque sea difícil de creer, soy un vampiro.
Bien podría haber dicho que era Carozo o Narizota y Echesortu hubiera tenido la misma reacción. Ninguna.
Al cabo de unos segundos y viendo que el paciente no volvió a hablar, inclinó la cabeza para mirar a Ludueña por encima del puente de los anteojos.
-Qué le hace pensar eso, Ludueña?-inquirió mientras hacía unas anotaciones en su cuadernillo.
-No empecemos, doctor, por lo menos concédame el beneficio de la duda mientras saca sus conclusiones.
-Tranquilo, Ludueña, vamos. Digamé, desde cuándo es vampiro, usted?
-Yo nací así, doctor, usted no sabe qué jodido es ser así…
-A ver, disculpe que lo interrumpa, para ser vampiro, no tendría que haber sido mordido con antelación por otra entidad con la misma facultad?
-No joda, doctor, esto no es una película. Si fuera así sería como el huevo y la gallina, me entiende?. No, el combo viene completo, uno nace vampiro, no se hace.
-Bien, le concedo eso. Ahora, son las tres de la tarde y Ud. vino caminando…
-Y dale con eso. Doctor no se ofenda, pero usted tiene un título, olvídese de los argumentos para asustar pendejos. Que el Sol, que el ajo y los crucifijos, nada que ver, doctor. Es más, acá donde me ve, yo voy a misa todos los domingos.
-De acuerdo. Vayamos a los hechos entonces. Qué es lo que diferencia a un vampiro de un criollo común y corriente?
-De entrada, la sangre. Me gusta la sangre, doctor.
-Ludueña, a mí me gusta la carne bien jugosa…
-No me tome para la joda, estoy hablando en serio. La sangre es crucial para la supervivencia. Sí, también como carne, frutas y verduras, pero al menos cuatro vasitos semanales son imprescindibles para mantener una dieta balanceada y saludable.
-Y estos cuatro vasos usted los consigue…-Echesortu movió una mano en círculos pidiendo la respuesta.
-No…-se apuró en decir.- No me malinterprete, doctor, yo no soy un criminal, de ninguna manera. No voy mordiendo a la gente en nebulosos callejones oscuros y envuelto en una capa, uno se adapta a la situación, entiende? Los tiempos han cambiado.
El analista no quiso entrar en detalles sobre las últimas palabras de Ludueña, y lo dejó continuar.
-Se acuerda cuando le conté que durante un tiempo trabajé en el hospital Centenario? Bueno, lo que no le dije es que prescindieron de mí porque sospechaban que vendía por izquierda el stock del banco de sangre. A partir de ahí me la rebusco eligiendo concienzudamente en las carnicerías de barrio.
-Vea, Ludueña,-increpó Echesortu.- estoy haciendo mi mejor esfuerzo, pero hasta ahora nada de lo que dice me puede convencer de su dilema.
-Sí, ya lo sé, pasa que Ud. está buscando enmarcarme en una patología, lo entiendo, es su trabajo, pero tengamé paciencia y va a ver que no le macaneo.
Se levantó con los dedos el labio superior mostrando la dentadura.
-‘Ea, ‘ea lo ‘omillo, ‘eh?
Echesortu se inclinó y se acomodó los anteojos para ver mejor.
-Mmmh, bastante afilados, por cierto. Va al odontólogo, Ludueña?
-Ojalá fuera tan fácil. Sabe el sufrimiento de morder con un colmillo cariado?
Y son muy susceptibles, los dentistas digo, por esta particularidad tengo que recorrer los consultorios uno a uno sin recibir atención.
-Es eso lo que busca, Ludueña? Atención?- dijo Echesortu sin levantar la vista de sus anotaciones.
-Es rápido Ud. Doctor,- agitó el dedo índice apuntando al analista.- pero no tergiverse mis palabras.
-Es parte de mi trabajo, Ludueña, Ud. lo ha dicho.-dijo casi sonriendo.- Qué me dice de la inmortalidad? Es ésta una característica del vampiro hecho y derecho?
-No sabría decirle. Todavía no he muerto, pero no creo que sea suficiente razón para afirmar esa teoría.
-Qué pasaría si alguien le clava una estaca en el corazón?
-Y cómo no se va a morir uno con algo así, hombre? Que sea vampiro no quiere decir que no sea de carne y hueso, doctor, el tema es la muerte por causas naturales. Vea, así como me ve, cargo con ciento doce pirulos.
-Ajá. Los lleva bastante bien, tengo que reconocer.
Ludueña estaba por continuar cuando se abrió la puerta del consultorio.
-Doctor, el Sr. Gálvez, su cita de las cuatro, acaba de llegar…
-Sírvale un café, y que espere. Y Liliana, la próxima vez golpee.
-Sí doctor.
-Disculpe la intromisión, Ludueña, es nueva.
-No hay problema. Qué pasó con la chica anterior?
-Dejó de presentarse sin previo aviso… Ludueña, Ud. sabe algo al respecto?
-Por favor, doctor, me extraña… Como le decía, si tuviera alguna documentación me creería sin dudarlo, pero lógicamente he tenido que variar mi identidad a lo largo de los años. Durante las inmigraciones era más fácil, ahora todo es más complicado…
Echesortu miró su reloj. -Bueno Ludueña, si no lo toma a mal, por hoy hemos terminado, y debo decir que hemos avanzado. Puedo citarlo para la semana que viene?
-Por supuesto, con todo gusto. Qué tarde se ha hecho… tengo que salir volando.
Estrechando la mano de Echesortu replicó: -Ha sido un alivio doctor, hasta la próxima.
Una explosión. Echesortu quedó con su mano extendida en una nube de humo y a través de ella vio a Ludueña que salía volando por la ventana, convertido en murciélago.
Oprimió el botón del intercomunicador.
-Liliana, digale a Gálvez que se retire y resérveme una cita con el Dr. Matheu lo antes posible.

2 Respuestas a “El Paciente

  1. Y no sólo va a misa, también se emociona escuchando a Julio Iglesias.
    Gracias por el mensaje, Sr.de Ballantree. Un abrazo.

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